En los días en los que las
ganas de escribir o contar algo están ausentes, me basta con mirar el rostro de
mi hermana. Su pequeño cuerpo blanco y frágil. Su cuerpo delgado con las
costillas entreviéndose. Los ojos tristes, hoy, de una niña que no tiene lo que
quiere. Sus ojos, que miran a otro lado, representan una renuncia. La renuncia
a una piscina esta vez. Mañana, quizás, será la renuncia a otros sueños. Y qué
más da. Ya vendrán otros sueños y sus ojos seguirán fieles. Estos son los días más hermosos. Los hermosos días de la infancia.
4 comentarios:
¡Qué preciosidad! Me encanta la última foto, aunque vaya lástima, desde luego, se puede apreciar la tristeza en su carilla.
Niña, debemos hablar sí o sí y sé que me vas a matar.
Un besazo desde Almería :*
Preciosas fotografias...
Pasaron los días y estuve ausente pero vuelvo renovado de estas vacaciones, con ganas de leer y comentar… con ganas de compartir esa magia que atesoran las palabras.
Besos almendrados ;)
Vaya tela Bego... todavía estoy esperando tu llamada!! Qué tal todo?
Esos son los días más hermosos, pero solo lo sabemos cuando ya se han ido.
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