25 de junio de 2010

Ésta es la historia de un amor con oscuros y tiernos orígenes



Kurt abrazó a Rachel durante sesenta largos, sudorosos y conmovedores minutos en que ambos conjugaron los dos verbos más antiguos que hombres y mujeres frecuentan en la intimidad: amar y temer. Después, y por este orden, fumaron cigarrillos sin filtro, se asearon con jabón de pera en una descascarrillada palangana, intercambiaron chismes con el único -e inútil- propósito de llenar un fragmento de tiempo doloroso, lloraron su separación en silencio y se prometieron cartas y fidelidad.


Ricardo Menéndez Salmón

1 comentario:

ladespensaliteraria dijo...

Buenas,la palabra a este fragmento psra mi es SUTILEZA.
Abrazos