NOCHE DE INVIERNO
La nieve barría, barría toda la tierra,
en todos los confines.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Igual que en el verano, una nube de mosquitos
vuela hacia la llama;
volaban los copos del patio
hacia el marco de la ventana.
El torbellino dibujaba en el cristal
circunferencias y flechas.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
En el techo alumbrado
caían las sombras,
entrelazadas las manos, entrelazados los pies,
destinos entrelazados.
Y caían dos zapatitos de niño
con ruido al suelo,
y la cera, como si fuera lágrimas, desde la mesilla de noche
goteaba sobre el vestido.
Todo se perdía en la oscuridad de la nevasca
blanca y canosa.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Hasta la vela llegaba desde el rincón un débil soplo,
y el calor de la seducción
elevaba, como un ángel, dos alas
en forma de cruz.
La nieve barría durante todo el mes de febrero,
y a veces
la vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Boris Pasternak (Moscú, 1890-1960)
Últimamente mis ojos buscan el sendero siempre al Norte. He renunciado al fuego. De aquí hasta que la nieve se canse de mí, me quedo con el invierno praguense.
Veselé Vánoce a šťastný nový rok
La nieve barría, barría toda la tierra,
en todos los confines.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Igual que en el verano, una nube de mosquitos
vuela hacia la llama;
volaban los copos del patio
hacia el marco de la ventana.
El torbellino dibujaba en el cristal
circunferencias y flechas.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
En el techo alumbrado
caían las sombras,
entrelazadas las manos, entrelazados los pies,
destinos entrelazados.
Y caían dos zapatitos de niño
con ruido al suelo,
y la cera, como si fuera lágrimas, desde la mesilla de noche
goteaba sobre el vestido.
Todo se perdía en la oscuridad de la nevasca
blanca y canosa.
La vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Hasta la vela llegaba desde el rincón un débil soplo,
y el calor de la seducción
elevaba, como un ángel, dos alas
en forma de cruz.
La nieve barría durante todo el mes de febrero,
y a veces
la vela ardía sobre la mesa,
la vela ardía.
Boris Pasternak (Moscú, 1890-1960)
Últimamente mis ojos buscan el sendero siempre al Norte. He renunciado al fuego. De aquí hasta que la nieve se canse de mí, me quedo con el invierno praguense.
Veselé Vánoce a šťastný nový rok
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