Ya casi te lo he dicho todo. Con mis miradas, los abrazos, los besos de buenos días y buenas noches, las verdades y los batidos de chocolate y canela. Y los macarrones con queso, sobre todo con los macarrones. Cocinar es un acto de amor, eso me dijo alguien una vez y no me lo creí hasta que te conocí. ¿Cuántos ratos hemos compartido en el defectuoso? De risas, de broncas, de chelas frustradas y helado de cookies. Y películas en el sofá. Intoxicaciones con medios burritos y peseros de mala muerte. Pero me siento segura contigo, lo sabes. Y gracias a tus brazos y tu locura no me he sentido sola aquí ni una sola vez.
Como te dije anoche caminando hacia el tren ligero, la felicidad se parece mucho a esto. Gracias por ser confidente, impulso y freno. Lector y oyente. Amigo y familia.
Naciste de una casualidad. Como tú dices, el destino me llevó hasta ti. Sobran las declaraciones, ya sabes todo lo que eres para mí.
Tus manos incendiarán el mundo.
Felices 30.
Como te dije anoche caminando hacia el tren ligero, la felicidad se parece mucho a esto. Gracias por ser confidente, impulso y freno. Lector y oyente. Amigo y familia.
Naciste de una casualidad. Como tú dices, el destino me llevó hasta ti. Sobran las declaraciones, ya sabes todo lo que eres para mí.
Tus manos incendiarán el mundo.
Felices 30.
1 comentario:
Quienes conoscan a C. Gustavo V. C. saben de su entrega, de su capacidad para querer, de ser amigo.
Hoy hablé de él hace unos minutos con Sandra. Le conté sobre aquella tarde de septiembre de 1991 en la que durante el descanso, siendo yo nuevo en la secundaria, se me acercó un joven poco mayor que yo, que compartía el gusto por la creación en las viñetas, que se convertiría en hermano, confidente, amigo y cómplice.
Por la mañana volví a celebrar conocer a ese chico, muchos son ya los años cómplices, muchas son las noches recorriendo ciudad de México, Lagash o el Mundo de Tinieblas, muchas son las bromas de todos los pesos, gigante la inquietud por la creación, por desarrollarnos en este y muchos otros mundos.
No creo en las casualidades, el que tú y yo, nos conoscamos Gustavo no es gruto de la casualidad, ya Sábato lo advertía "ingenuos los que creen en la casualidad". Carmen no te conoce y te acompaña por un acto fortuito, todo se basa en decisiones, en la potencia de movimiento, tendré que decir entonces que tu atracción es tan alta que nos acercamos a ti desde cualquier periferia.
Coincido con Carmen, tus manos quemarán al mundo, y más aún: tu amistad nos hará renacer, como ave fénix, como átomos que no saben hacer otra cosa que estar unidos.
Felices 30 Gustavo.
Publicar un comentario