16 de octubre de 2011

Breve postal desde el extranjero



Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: ¿Es esto?

VIRGINIA WOOLF


Es difícil escribir aquí. Pensar en palabras. Pensar como si estuviera viendo una secuencia de imágenes en mi cabeza. La sucesión de mis días, de mis horas, de mis sueños. Estoy aquí. ¡Eh! Sí, estoy aquí. Estoy aquí luchando contra esta imposibilidad de escribir. Prefiero no pensar. Sí. Coger la cámara de fotos. Salir a la calle. Disparar. Este es el nuevo ritmo. Están los temores, sí. Los temores y tras ellos los sueños y los fraudes y las frustraciones y los miedos y la luz. La luz que inunda esta habitación. Y las hojas secas en el suelo. Que piso, que arrastro, que agarro y ¡clic! disparo. Para vosotros los que no me leéis. Los que no pasáis por aquí. Ni sabéis que existo. Detrás de la ventana hay sombras. Sombras. A quién le importa. Que sí. Que yo quería venir a Londres. Y ahora no sé si quiero estar. Que buscar piso ha sido difícil y duro. Que crezco. Que envejezco. Que veinticinco ¡uf! veinticinco años no son nada. Que la infancia queda lejos. Que si estoy perdida. No sé lo que quiero. Podría empezar esta historia por el principio: ¡ah! me he venido a Londres unos meses, sí... a ver qué tal. Al Instituto Cervantes, claro. En España la cosa está fatal. No hay nada... La ciudad es carísima. Pero está bien. Tiene una oferta cultural apabullante. He comprado ya unas cuantas revistas de literatura y arte. Genial. Sí, la Tate Modern no es para tanto. Qué suerte. Hay una exposición de Diane Arbus. Estupenda. No. Aún no conozco a nadie. Sí, se hace un poco raro volver a esta soledad que parece desacostumbrada. Vale, vale, no me pongo profunda. No está mal Londres. Ciudad cara, pero infinita. Cómo aprender a estar solo. Y el frío. De nuevo el frío con sus ramas desiertas. Londres es un comienzo.






1 comentario:

Ikaria fotografía dijo...

Ay... precisamente fue ese uno de los fragmentos que más me tambaleó por dentro al leer el Diario de una escritora.
Los comienzos son complicados, pero poco a poco, las cosas se irán poniendo en orden.
Disfruta mucho, guapa :*